La curiosidad es una característica innata en los niños, y una de las mejores formas de fomentarla es a través del juego. Y si ese juego además incluye la exploración científica, entonces se crea una combinación perfecta para despertar el interés y la curiosidad de los niños.

El juego libre y la exploración científica pueden parecer dos cosas distintas, pero en realidad están muy relacionadas. El juego libre, como su nombre indica, es un juego en el que los niños tienen total libertad para elegir qué hacer y cómo hacerlo. Por otro lado, la exploración científica implica la observación, experimentación y descubrimiento de los fenómenos naturales.

Al unir estos dos conceptos, se crea una oportunidad única para que los niños descubran el mundo a su alrededor de manera lúdica y divertida. Además, esta combinación permite desarrollar habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la observación y la experimentación.

En el aula, los docentes pueden fomentar la exploración científica a través de juegos libres como construir estructuras con bloques, investigar los distintos estados del agua o experimentar con la luz y las sombras. Incluso el simple acto de explorar la naturaleza en el jardín del colegio puede despertar la curiosidad científica de los niños.

Para los niños, el juego libre y la exploración científica son una oportunidad para descubrir el mundo de manera autónoma y creativa. Para los docentes, es una forma de fomentar el aprendizaje de manera lúdica y ayudar a los niños a desarrollar habilidades esenciales para su futuro.

Así que, si buscas una forma divertida y efectiva de fomentar la curiosidad científica en los niños, el juego libre y la exploración científica son la combinación perfecta.

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Créditos: Maestras jardineras